AGRUPACION FOLKLORICA TACOREMI CARRIZAL
  VESTIMENTA DE TENERIFE SIGLO XVIII AL XIX
 

Hay que destacar que estos vestidos tienen algo en común y nos referimos a su materia prima, éstas son: el lino, la lana, la seda y la piel

 
LOS SOMBREROS
 
Los hombres los usaban de lana o de fibra vegetal hechos en el país o bien se importaban en grandes cantidades.
Los sombreros de paja eran muy similares a los de fieltro siendo los más comunes de copa troncocónica y ala ancha y plana o de copa cilíndrica ligeramente esférica en la parte superior; eran utilizados en las labores de diario.
Los de fieltro poseían varias hechuras. De sus formas podríamos clasificarlos de la siguiente manera:
-   Troncocónico de copa baja, ala corta y vuelta hacia arriba.
-   Troncocónico de copa alta y ala corta.
-   Troncocónico de ala ancha.
-   Troncocónico de copa alta y ala ancha.
-   Troncocónico de copa redonda y alta.
-   De copa redonda y ala plana y ancha.
-   De copa redonda, ala pequeña y vuelta.
Estos tipos de sombreros eran usados por los campesinos tanto en traje de diario como en fiesta.
Podemos destacar el uso del sombrero de “de pico o medio queso” usado por majos y chisperos.
Otros sombreros fueron los de “teja” propio de religiosos, los “tricornios o “sombreros de tres candiles” usados por las clases más pudientes, y los sombreros de copa o chisteras.
 
LAS CAMISAS
 
Se solían confeccionar con lienzos del país recios y duraderos. De cuellos bastante anchos, manga larga, recogiendo la tela de esta parte en finos pliegues agrupados encima del hombro o repartidos por todo el hueco de la misma. Estos pliegues además se distribuían en la parte frontal a ambos lados del cuello. Las camisas en la zona de la axila llevaban el cuadradillo (trozo de tela cuadrada doblada en diagonal) que facilitaba los movimientos. Los puños que solían ser  sencillos o dobles recogían la tela en diminutos pliegues y se ajustaban con botones metálicos o de lino en forma de “confite” (pequeñas bolas). Existen camisas con una simple abertura o con una aletilla con ojales y botones. Las camisas de rayas debieron ser  muy usadas por la cantidad de lienzo que se importaba.
 
 LOS CHALECOS
 
 Se llevaban sobre las camisas y bajo otra prenda exterior. En Tenerife se hacían de la misma tela de las enaguas de revés y derecho de las mujeres, o sea, cordoncillo o cordón de lino y lana, listado de varios colores en su parte frontal. Su parte trasera de lienzo, podía llevar canesú de la misma tela de los delanteros y para ajustar por detrás tenía tiras del mismo material con ojetes por donde se pasaba un cordoncillo de seda.
Muy común es un modelo cerrado al cuello, con cuello de cabezón y botones a todo lo largo. El mismo modelo pero sin cuello y también con solapa curva o con solapa triangular. Llegaban más o menos a la altura de la cintura. Los bolsillos eran dos normalmente, con cartera del mismo género que el frontal o de paño, cordoncillo sin listar o terciopelo, y a veces con adornos de diferentes colores que se podían repetir en canesú o parte frontal.
Los chalecos se ribeteaban con cintas de lana de color  encarnado o amarillo, cubriendo el borde exterior de la parte frontal y las carteras de los bolsillos. Éstos tienden a desaparecer a medida que avanza la época.
Los botones solían ser de metales nobles para las clases más pudientes y de metales baratos para las clases populares.
 
 LAS CHAQUETAS
 
Se confeccionaban con cordoncillo del país y se conocen dos tipos de hechuras: Una apenas sobrepasaba la cintura de largo, con cuello de cabezón alto y solapas triangulares, bolsillos de cartera y botones metálicos. Toda ella ribeteada de rojo enmarcando los ojales con el mismo adorno. La otra más simple y parecida a las actuales, aunque algo más corta, sin vivos, con solapa y cuello doblados.La chaqueta, salvo en las zonas donde el clima aconseja su uso de una manera cotidiana, era una prenda para fiestas y ocasiones especiales, la mayoría de las veces la portaban colgada del hombro. También usaban chaquetas de uniformes militares.
Los colores más comunes de estas prendas fueron azul marino y negro.
 
CASACAS Y FRACS
La casaca es una prenda de encima, ajustada al torso, y con grandes haldetas que, en número de tres o cuatro, llegan hasta la rodilla. Tenían grandes puños vueltos, bolsillos con tapas y botones metálicos. Se solían hacer de telas ricas a base de seda para las clases altas y de paños comunes para las clases medias. Los fracs en un principio eran anchos con los faldones recortados hacia los lados lo que permitía ver perfectamente las prendas de debajo. Tenían el cuello doblado hacia atrás y estaban desprovistos de bolsillos y vueltas en las mangas. Con el paso del tiempo, se harán más ajustados al torso y con las haldetas más recortadas. Se confeccionaban con paños de lana de sobrios colores.
 
LAS CHAQUETAS
 
Era prenda de abrigo y de salir y probablemente se confeccionarían de cordoncillo como la de los hombres. Existe muy escasa información sobre este tema.
 
LAS MANTAS
A partir del siglo XIX en Tenerife las mantas de cama inglesas, dobladas en dos y fruncidas, se usaban preferentemente como prendas de exterior y abrigo, a manera de capote o capa.
Al parecer fue muy común la costumbre de coser una piedra en las puntas inferiores, para evitar que el viento la abriera y utilizarla como defensa si la ocasión lo requería.
Eran de color blanco natural de la lana, con unas rayas, en número variable, de color azul ultramar, dispuestas en sentido de la trama cerca de las puntas.
Durante su larga vida se lavaba muy rara vez, dándoseles la vuelta en algunas ocasiones, poniendo hacia el exterior la cara que hasta entonces había permanecido en el interior.
Eran usadas por toda la población no solo en el campo sino también en ciudades y pueblos. Aunque se portaba en todas las ocasiones, los labradores más pudientes la sustituían por la capa en fiestas y las galas
 
 LAS CAPAS
 Es prenda larga casi hasta los pies, con una pequeña capilla en los hombros conocida como “esclavina”, con cuello de tirilla duro.
 
 
 LOS CEÑIDORES, FAJAS, BANDAS O FAJINES
 
Consiste en una banda de tela, generalmente de tamaño superior a los tres metros de largo por un ancho comprendido entre quince y veinte centímetros, tejidos en el país con urdimbre de lino y trama de lana. Los flecos son siempre naturales, o sea, hechos de la urdimbre torcidos en cordoncillos rematados con un nudo.
Los había de colores lisos o listados en varios colores con las rayas en el sentido de la trama, siendo los más comunes los tejidos en blanco y azul. Se ajustaban a la cintura rodeándola varias veces, disponiéndolo en toda su anchura o bien doblado a la mitad en sentido longitudinal. En la época más antigua uno de sus extremos aparece suelto, colgando a la derecha o a la izquierda indistintivamente; desapareciendo esta costumbre a finales del siglo XIX  como hemos podido comprobar gracias a numerosas fotografías consultadas; quedando la prenda completamente enrollada. Sujetaba calzones y calzoncillos a la vez que protegían la zona lumbar.
Los colores más comunes, en los lisos, los rojos y azules y en los listados, el azul y blanco.
 
LOS CALZONES
Eran adoptados por todas las clases sociales con casi idéntica hechura, pero con géneros diferentes según las posibilidades económicas. Durante el siglo XIX seguirán siendo usados por los campesinos de casi toda Europa, pero en las clases más altas se portarán sólo para las ceremonias.
Los calzones de “alzapón” ( o de “portañuela”, cierre constituido por la parte delantera del calzón, independiente de la pretina, ajustándose por medio de botones), que en Tenerife eran conocidos por calzones de “tapabalazos” o “calzón de cordón”, tenían las perneras abiertas en sus laterales a alturas variables entre la media pierna y casi la cintura. Se ajustaban al muslo por medio de botones metálicos en número variable según el tamaño de la abertura. Se remataban con una jarretera con hebilla cosida a la prenda, menos las puntas que quedaban sueltas para ajustarlas.
Normalmente, botones y jarretera se dejaban desabrochados, lo que permitía mayor libertad de movimientos.
La pretina de la cintura estaba repartida en dos: por la parte trasera, tenía un corte con ojetes y un cordón para ajustarlo, y por delante, se cerraba con botones. Frecuentemente iban todos ellos ribeteados de rojo.
Se usaron hasta principios del presente siglo, pero desde finales del siglo XIX los campesinos empezaron a sustituirlos mayoritariamente por los pantalones.
 
 
LOS CALZONCILLOS
Se confeccionaban con resistentes y duraderos lienzos del país, cada pernera, se unía en la cruz por medio del cuadradillo, idéntico al de las mangas de las camisas. Se remataban con una pretina en la cintura, partida en la parte trasera, donde tenía dos ojetes para ajustarla con un cordoncillo. Por delante tenían una simple abertura que se cerraba en la cintura con un botón.
Este tipo de calzoncillo era el usado inicialmente para la práctica de la lucha canaria.
Cuando el clima lo permitía, se usaban como prenda exterior durante las faenas del campo y el mar, y se llevaba con o sin ceñidor. Hacia finales del siglo XIX se alargan, llegando en algunas ocasiones a la media pantorrilla.
 
 LAS MEDIAS
Cubrían el pie y la pierna muchas veces hasta medio muslo, confeccionándose de lana, seda e hilo fino. Los colores más usuales eran el gris-pardo oscuro y el blanco-crudo. Se usaban a diario allí donde el clima lo requiriese y para las fiestas. En ambas ocasiones, su uso se alternaba con las polainas.
 
 
LAS POLAINAS 
Prendas con las que los hombres se cubrían las piernas desde las rodillas hasta poco más abajo de los tobillos.
Propias de gentes de campo, en Tenerife se usaron principalmente de dos clases: de lana y de cuero.
Las de cuero las hacían los zapateros y las de lana (lo mismo que las medias), en el hogar familiar con cinco agujas. Se empleaba la lana del país. Para sus diferentes partes se empleaban puntos específicos, liso o sencillo para la parte que cubre la pierna, acanalado para la “falda”, adornándose a veces en la parte trasera con sencillos puntos de dibujo y relieve. En el borde superior ojetes para pasar el cordón o la cinta, normalmente de color rojo, con que se sujetaban bajo la rodilla.
Existían dos tipos: con la parte baja que cubría el empeine y otro que también fue muy popular, cortado en el tobillo. Se hacían de color crudo natural de la lana, o negras –pardas. Preferentemente para diario.
Las de cuero, tenían también la forma de la pierna cubriendo la parte superior del pie.
Eran abiertas lateralmente de arriba-abajo con un sistema de cerramiento conformado por ojales y lengüetas (“sardinetas”) en número variable (más o menos ocho en los adultos), que se pasaban por sus ojales respectivos engarzándose entre sí formando una curiosa trenza exterior.
Solían tener adornos de otras pieles a manera de refuerzos en el empeine del pie, el talón y el borde superior. Bajo el pie pasaba una correilla que abrochaba con una hebilla en la parte exterior.
Estas prendas se dejaron de usar cuando se generalizó entre los campesinos el uso del pantalón.
 
LOS PANTALONES
 
Dentro de las clases populares de Tenerife, los primeros en usarlos fueron los marineros, por tener contacto directo con otros lugares (así lo muestra la lámina de Pereira Pacheco en 1809 “Marinero de Tenerife” que se aprecia un marinero con pantalón con alzapón como los que perduraban en la Marina Española hasta hace poco tiempo).
A finales del s.XIX y principios del siglo XX, fue cuando verdaderamente se generalizaron entre los campesinos.
 
 EL CALZADO
 
Con similar historia y característica al usado por las mujeres, presenta peculiaridades exclusivas de los varones.
-         Zapatos.
Los había de dos tipos: cerrados con amplia pala que cubría todo el empeine del pie; y de ojetes, por los que pasaba un cordón de lino o una tirilla de cuero para amarrarlos.
-         Zapatos con hebillas.
Dos modelos: uno muy abierto tipo escarpín y otro de pala alta que cubría mucho más el pie.
-         Sandalias.
Es un calzado propio de pastores y cabreros, de fabricación propia. Sólo se conoce una ilustración donde aparezcan para Tenerife; que junto con las descripciones hace pensar que deben ser muy similares a los “majos” herreños (de la isla de El Hierro). Son una especie de rústica abarca muy abierta, con una serie de correillas entrecruzadas para sujetarlas al pie.
-         Chinelas.
Especie de zapatillas destalonadas que usaban dentro de casa los hombres de las clases más pudientes.
-         Botas.
Era un calzado de minorías.
Son botas de caña alta y de color negro, que en el primer caso llegan a media pierna, y en el segundo cerca de las rodillas, similares a las botas de montar. 

LOS SOMBREROS
 

Se usaban de lana, de palma o de paja de centeno. Los de lana se hacían generalmente de color negro con la copa tronco-cónica o cilíndrica de diferentes alturas variables. Su ala tendida  o plana y se adornaban éstos con cintas negras o de color que en ocasiones llevaban una hebilla colocada en la parte anterior del sombrero. Los del país eran los preferidos por su larga durabilidad. Los de palma o paja no diferían mucho en cuanto su forma y adornos. Existían incluso sombreros similares a las actuales chisteras, al parecer los preferidos de las clases populares urbanas.
Raramente se usaba el sombrero sobre el pelo directamente, haciéndolo sobre la mantilla o el pañuelo. Incluso en algunos casos la mantilla cubría el ala por la parte frontal.
 
LAS MANTILLAS
 

Su uso se extendió hasta el último cuarto del siglo XIX llegando a convivir con el “sombrero de maga”. A partir de entonces fue despareciendo.
Se confeccionaban de géneros finos de lana, la mayoría de las veces tejidas en el país. Su forma era semi- circunferencial con las puntas ligeramente achatadas. Sus colores variaban según las zonas; siendo amarillas, verdes, rojas, blancas…
Algunas eran adornadas con guarniciones (adornos en su perímetro exterior).
Podían utilizarse sobre la cabeza o los hombros. En la cabeza sobre un pañuelo, directamente sobre el pelo o con peineta. Era prenda obligada para salir de casa hacia la iglesia.
Destacar el uso de la mantilla de “blondas” en el siglo XVIII llegando a ser utilizada tanto en las clases sociales más altas como en las populares.
 
LA TOCA
 

Llegaron a Canarias con la colonización permaneciendo su uso en Tenerife hasta mediados del siglo XIX donde se sustituyeron por los pañuelos. Se confeccionaban con trozos de género de lino o algodón de dimensiones variables. Cortadas en semicírculo o rectángulo de color blanco que se adornaban a veces con bordados sencillos en todo su perímetro exterior. Usadas para cubrir cabeza y cuello y se sujetaban bajo la barbilla, las semicirculares por  medio de dos ojetes y un cordón o cinta y las rectangulares con un alfiler  o con las cintas del sombrero.
 
LOS PAÑUELOS Y MANTONCILLOS
 

Se hacía un gran uso de los pañuelos como complemento. Se acostumbraba a usar éste también, además de en la cabeza, en el cuello y en los pechos dispuesto en forma de triángulo, introduciendo dos de sus puntas entre el justillo y la camisa; estos pañuelos son los llamados “de hombros”.
Se podían llevar los pañuelos y las mantillas a la vez puesto que la mantilla se quitaba para trabajar  o estar dentro de casa y la mujer canaria de mediana edad hasta mediados del siglo XX fue poco aficionada a llevar la cabeza descubierta. Los pañuelos podían ser de colores lisos, lunares, cuadros, e incluso tras la evolución de las estampaciones industriales, con dibujos de flores, o pequeños dibujos.
Los mantoncillos se solían usar sobre los hombros teniendo flecos en su borde exterior y eran casi siempre de seda.
 
 LAS PEINETAS
 

Consisten en una lámina de carey o asta, con una parte superior acabada en diferentes formas y una inferior formada por los dientes que son los que se introducen en el pelo. Como complemento de importación, su uso estuvo presente en todas las clases sociales.
 
LAS CAMISAS
 

En un principio se tejían con lino del país reservando el hilado más fino para las prendas de salir y el grueso para el trabajo. Eran de corte rectangular y de gran simplicidad como las camisas árabes. La camisa era de cuerpo ancho, mangas anchísimas largas o al codo y muy plisadas en la parte superior de la manga y en el puño.  Los puños pueden ser sencillos o dobles con botones de hilo (de confite) con presilla u ojal.
 
LOS JUSTILLOS 
 

Eran prendas pequeñas que se ceñían al cuerpo por medio de un largo cordón enhebrado en una serie de ojetes situados en la parte delantera. Normalmente casi no llegan a la cintura. Sus partes delanteras no se tocaban entre sí debido a la propia definición de “justillo” en la que debía de ser pequeño para “ajustar”. Es por esto que hacían las veces de los modernos sujetadores y eran prendas de uso cotidiano en las clases populares.  A mediados del siglo XIX entraron en desuso. Podían ser de lino, o de cordoncillo de lana. Se bordeaban con cintas de color rojo, amarillo y menos frecuente verde. Y se forraban de lienzo de lino de cuadros azul y blanco o simplemente de lienzo de lino. También se usaron de seda para las clases más pudientes. 
 
 LOS JUBONES
 

Se utilizaron hasta mediados del siglo XIX. En Canarias tienen carácter de fiesta y gala. Se confeccionan a base de sedas (tisú , damascos, terciopelo) . Es muy parecido al justillo; lo que se diferencia es en que tiene mangas de diferentes tipos.  Su escote en el caso del jubón de cordones se prolongaba hasta casi la cintura, y en el caso de los cerrados con botones o corchetes eran más pequeños y por lo general redondos, incluso con solapas en algunos casos. Sus mangas podrían ser largas ajustadas o al codo, acampanadas, acabadas en puño ribeteado con una cinta y pequeña abertura.
 
 LAS CHAQUETAS
 

Era prenda de abrigo y de salir y probablemente se confeccionarían de cordoncillo como la de los hombres. Existe muy escasa información sobre este tema.
 
 LAS CAPAS
 

En Canarias las capas cubrían el torso de las mujeres hasta poco más abajo de la cintura, siendo un paño rectangular fruncido por uno de sus lados más lñargos para formar el cuello, al que se ciñe por medio de cintas. Es prenda de abrigo y por tanto propia de las zonas altas.
 
LAS ENAGUAS
 

Se confeccionaban de lino del país o de importación y solían ser simples y con pocos adornos. Se componían de pretina y cuerpo. Se solían llevar varias a la vez, sobre todo con los tarjes de gala o fiesta, llevándose incluso hasta media docena. A mediados del siglo XIX varían sus hechuras, sustituyendo la parte superior del ruedo por  un trozo de lino grande que cubría las caderas y al que se le cosía el ruedo que era rico en encajes y otras labores.
 
LAS ENAGUAS DE CORDÓN
 

 Eran de lana. Se confeccionaban de género de “cordoncillo” o “de revés y derecho”. La mayoría eran listadas en azul y blanco; aunque también las habían de varios colores; e incluso se confeccionaban de colores lisos en marrón, negro o azul. Su tamaño variaba desde la media pierna hasta los pies y era una prenda que cubría la totalidad de prendas que se llevaban debajo.
Bajo esta enagua se utilizaba la faltriquera (bolsa rectangular de lino con abertura en el frontal y dos cintas para atar alrededor de la cintura) y para remangar la enagua se utilizaba el remango (cordón de lana de unos 3 metros de largo de diferentes colores con pequeñas borlas de lana o diminutos pompones en uno de sus extremos).
 
LAS BASQUIÑAS
 

Eran usadas por las clases sociales altas para ir a la iglesia junto con las mantillas de blondas o tela. Se constituía de una enagua exterior de seda con pasamanería y encajes en su parte inferior normalmente del mismo color. Su uso también se complementaba con armazones de mimbre o ballena, formando los “tontillos” o “miriñaques”
 
LAS MEDIAS
 

En Tenerife las hacían a mano por medio de cinco agujas, tanto hombres como mujeres. Se confeccionaban de lana y sus colores más utilizados son blanco y crudo.
 
EL CALZADO
 

Los tipos de calzado más comunes en Tenerife eran: de cordones ( eran de piel vuelta o de cuero negro, sin tacón y cerrados en el empeine), escarpines con hebilla (calzado abierto de suela plana, negro con una gran hebilla de tamaño proporcional a la clase social de la época), zapato de pala alta y hebilla (con una gran lengüeta) ; los zapatos de hebilla eran indispensables en los trajes de fiesta y gala.; chinelas o pantuflas (ligeras de pieles muy suaves, con suelas planas y destalonadas; usadas por la clase social alta y por  vendedoras ambulantes al adentrarse en las ciudades).

 


 


 


 


 


 


 

 

 


 


 


 


 

 

 
 
   
 
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